La historia parece muy lejana, pero está repleta de hermosos recuerdos. Abarca 25 años tan intensos que me da la sensación de que han sido muchos más. En la Historia de la Ecovilla Gaia, el capítulo 1, “Nace una idea”, describe cómo fueron la llegada y los primeros pasos. El resto de los capítulos relata las diferentes etapas y los aspectos de la trama humana. Capítulo 2. Capítulo 3. Capítulo 4.
En estas líneas quisiera poner énfasis en qué fue lo que la Ecovilla Gaia supo generar durante estos 25 años para todes aquelles que queremos promover una sociedad que viva en armonía con la naturaleza.
En aquellos años 90, la sociedad argentina estaba atravesada por una falsa abundancia: se comía queso de Holanda porque un peso valía un dólar, promoviéndose así una insólita sociedad de opulencia mientras se aceleraban el saqueo del país y el avance de la pobreza.
Nosotres sabíamos de estos procesos y también de la destrucción de los ambientes naturales y del cambio climático, así como de las posibles pandemias acerca de las cuales ya se estaba alertando e informando. Por eso creíamos que nuestra principal contribución sería demostrar que un grupo de persones viviendo en comunidad podía vivir en el campo, basándose en los principios de la permacultura y cubriendo así sus necesidades, para vivir una buena vida en tiempos de colapso.
Éramos un grupo de persones de entre 30 y 65 años con mínimo nivel económico, una asociación civil y una empresa de aromaterapia que desde el comienzo hasta 2017 aportó fondos para el desarrollo del proyecto.
Emprender semejante proyecto en un campo cuyas construcciones estaban devastadas y donde no llegaban el agua ni ningún servicio no fue fácil. Tuvimos que convertirnos en una especie de municipio que diseñara y realizara todos los sistemas imprescindibles para que la Ecovilla funcione: ello consistió en consolidar un camino de acceso, para salir de días de aislamiento en periodos de lluvia; crear caminos internos; proveer agua, generar electricidad e instalar las respectivas redes de distribución; construir espacios comunes y casas para les residentes, estudiantes, voluntaries y visitantes; elaborar sistemas de reciclado de la basura, de cocción, de calefacción y de calentamiento de aguas. Mucho más largo de describir serían las plantaciones de los miles de ejemplares de árboles, arbustos, enredaderas y herbáceas, además de 1.200 especies y variedades de cultivos que se sembraron, todos basados en semillas ancestrales y criollas.
La realización de todas estas tareas apuntaba a que el lugar se convirtiera en un Edén, donde los aportes de diversas tecnologías apropiadas servirían para abastecer todas las necesidades que implicaría el hecho de vivir allí.
A medida que la Ecovilla Gaia comenzaba a conocerse en el mundo, recibió la visita de miles de persones que participaban de cursos de permacultura y de las diferentes áreas que la integran. Todo esto fue paulatinamente acompañado por notas en todos los medios y por nuestra página web, que comenzamos en 1995, una de las primeras del país. Podemos decir que la Ecovilla Gaia inspiró a muches soñadores que se animaron a vivir en el campo porque nosotres lo hicimos. A aquelles que provenían de países del “primer mundo” les fue un poco más sencillo, no tanto a quienes eran de nuestra región.
Hoy, el concepto de asentamientos permaculturales se ha vuelto algo muy expandido en Argentina y Latinoamérica, inspirados todos ellos en la materialización de la Ecovilla Gaia.
Por otra parte, miles de familias animadas por participar de los cursos o las visitas guiadas en la Ecovilla Gaia, si bien por lo general no iniciaron una experiencia comunitaria, comenzaron experiencias de vida rural y se encuentran hoy dispersas en todo el país. La posibilidad de vernos vivir según los principios de la permacultura los impulsó a lanzarse a este tipo de vida.
La Ecovilla promovió el concepto de que una sociedad permacultural es posible a través de los cientos de notas de visitantes repartidos entre público, escuelas y universidades, lo cual contribuyó no solo a hacer entender sino también a mostrar que llevar una sociedad permacultural a la práctica no es solamente un sueño o una utopía, es factible. Como siempre nos han dicho les persones, “ver funcionar la Ecovilla Gaia tiene mucho más impacto que las mejores conferencias y los cursos en la materia”.
Con respecto a la educación, hemos representado un espacio fundamental para les docentes, y a través de las visitas educativas pudimos generar interés por nuestra propuesta permacultural de parte de les estudiantes. Desde un hermoso dibujo inspirado en la visita hasta la realización de una tesis doctoral sobre los aspectos energéticos de la Ecovilla Gaia, les estudiantes llevaron a cabo multitud de trabajos y estudios muy variados.
En cuanto a las tecnologías permaculturales, esos 25 años han originado una innumerable cantidad de sistemas que se promovieron y se inventaron. Entre los primeros logros de los que nos enorgullecemos está el hecho de que fuimos el primer asentamiento humano colectivo en el país abastecido en 100% por energía alternativa, eólica y solar, lo cual produjo en la Argentina un amplio movimiento a favor de estas energías, hoy muy aplicadas a nivel masivo.
Para estufas, hornos y cocinas de leña de alta eficiencia se desarrolló el reactor Gaia, que alcanza los más altos niveles de eficiencia en estos sistemas por medio de una segunda combustión. Se siguió trabajando en esta línea para ensayar cocinas, hornos, deshidratadores y calentadores de agua, todos artefactos basados en la energía solar.
Respecto de la movilidad eléctrica, se diseñó uno de los primeros vehículos de carga 100% solar del mundo y se ensayaron diversos modelos de bicicletas eléctricas.
En tratamiento de aguas, se inventó el primer baño seco compostero cuya producción de humus se vacía al nivel del suelo, siendo un sistema que ya se beneficia de un reconocimiento mundial. Para las aguas grises se desarrolló un tratamiento de agua horizontal a base de diferentes sustratos y plantas acuáticas.
En referencia a nuestras técnicas de construcción, en 1998 se fundó el Instituto Argentino de Bioconstrucción (IAB ) que desde su primer curso, en enero de 1999, originó en la Argentina un movimiento que se destaca por la enorme cantidad de construcciones edificadas con tierra y otros materiales naturales. Por otra parte, si bien el IAB ensayó la mayoría de las técnicas de bioconstrucción, se especializó en el modelado directo, al que fue sumando una gran cantidad de mejoras. Este método se conoce en la actualidad como “modelado directo pampeano”.
Además de todo ello, también indagamos la producción y la conservación de semillas, gracias al asesoramiento y entrenamiento del Ing. Emigdio Ballón, especialista internacionalmente reconocido por su trabajo con semillas ancestrales, quien nos ayudó a llevar a la práctica y a difundir técnicas ancestrales de producción de semillas. Asimismo, a través de aplicar el método de sobre secado de la Universidad Politécnica de Madrid, hemos podido crear un banco de semillas ancestrales y criollas capaz de conservar el poder germinativo de estas en perfecto estado desde el momento de su recolección y por décadas.
La mayor parte de estas tecnologías fueron estudiadas y medidas por técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) a través de un convenio INTI-GAIA firmado en 2008. A su vez, numerosas universidades han adoptado desarrollos de la Ecovilla para sus áreas de investigación. En los aspectos político y jurídico, a raíz de las visitas de innumerables funcionarios públicos se instrumentaron ordenanzas y proyectos de municipios y provincias inspirados en nuestro trabajo, destacándose en términos de legislación el reciclado, la agricultura familiar, la bioconstrucción y la promoción de la agroecología a nivel nacional.
Como promotores de un movimiento de relocalización, hemos impulsado redes y contactos para apoyar a todes aquelles que quieren pasar de una vida urbana a una rural. A su vez, los diferentes cursos ofrecidos sobre diseño de ecovillas y temas varios relativos a organización, resolución de conflictos, etc., abrieron los temas para aquelles interesades en la vida comunitaria. Muchas de estas herramientas eran ya usadas en comunidades del primer mundo y al haber traído a la Ecovilla Gaia a muches exponentes de estos proyectos, miles de interesades de habla hispana pudieron sumergirse en estas áreas, tan importantes para el buen crecimiento de las comunidades intencionales.
Hoy, en la Ecovilla hay 24 casas, 4 de ellas en construcción. Adicionalmente hay 4 diseñadas para comenzar a construir y 5 en proceso de diseño. Hay 135 integrantes, parte de elles viviendo, parte en transición. También se está terminando de construir un centro de salud y reciclando la posada Los Ombúes. Este increíble crecimiento se ha dado por la nueva organización de los condominios Amanecer y Primavera, comenzando una nueva y vigorosa etapa de la Ecovilla que pronto llegará a la cantidad de personas que visualizaron les fundadores.
Dr. Gustavo Ramírez
5 de junio de 2021