Para intentar cambiar del rumbo hacia el desastre en esta nueva era llamada “Antropoceno” tenemos que rediseñar la cultura, moviéndonos desde una economía de consumo hacia una de conservación. La herramienta a utilizar se llama resiliencia, llevándola a todos los aspectos de la cultura.
El desarrollo sustentable es la peor trampa que creó la reunión de la Eco 92 en Río, ya que está basado en que la economía crezca y pone al ambiente al servicio del sistema económico, el que puede hacer que el planeta sea inhabitable para los humanos. Nunca el crecimiento de la economía puede ser sustentable en un planeta finito.
El desarrollo regenerativo está al servicio de la sustentabilidad, de la calidad de vida y la igualdad entre las personas. Este desarrollo está basado en un proceso holístico donde busca una constante retroalimentación en lo que pasa en la sociedad; mira a que nuestras acciones, pensamientos y emociones estén dirigidas a sanar la Tierra. Es clave que en cada instante seamos conscientes de lo importante que son nuestros actos, qué dimensión tiene cada instante. Mucho de esto nos pueden contar aquellos que padecen una enfermedad que los puede llevar a la muerte en poco tiempo. Es en esos momentos cuando se separa de nuestra vida lo importante de toda la basura que nos rodea. Es desde lo esencial de la vida, donde tenemos que construir la sociedad. No queremos deuda, la deuda es lo que le permite a las reservas federales crear el dinero desde la nada y luego nosotros y nuestros descendientes tendremos que pagar los intereses; no más basura financiera.
La Permacultura nos propone alejarnos de cualquier tipo de deuda y generar trabajo desde la abundancia que genera la naturaleza. Si plantamos árboles podremos cosechar frutas, leña y maderas nobles. El resultado será exponencial al capital invertido inicialmente. ¿Qué pasaría si cuando en 1996 el Ingeniero agrónomo Sola permitió el primer evento de transgénesis en la soja, hubiéramos plantado miles de hectáreas con maderas nobles? Hoy estaríamos haciendo contratos de exportación de 8 a 13 veces más millones de dólares por año que lo que hoy generan los comodities, como soja y maíz que exportamos, perdón, que exportan las mega corporaciones. Además de que esos árboles estarían generando más puestos de trabajo, el suelo no quedaría exfoliado ni se contaminaría el ambiente con estas plantaciones forestales.
Recortar la educación, la salud para bajar el gasto público, es disminuir calidad de vida, la Permacultura propone que un pueblo educado y con salud podrá saber cómo organizar una cultura permanente.
Pero claro, si en las escuelas, colegios y universidades se enseña que la gente debe vivir en la ciudad como la forma más eficiente, se esconde el plan, en que las corporaciones se apoderan de los recursos naturales del territorio y cuando estos quedan devastados siguen a otro lugar.
Así cada vez hay más confusión y hace que el shock sobre el ciudadano lo deje paralizado sin poder ser creativo y sumarse a construir otra sociedad. No es ninguna ciencia, solo proponerse un cambio de vida.
La eficiencia la podemos lograr cuando vivimos rodeados de los cultivos que nos alimentan, los árboles que nos dan leña y madera, el suelo que nos da la arcilla y paja para construir y la energía del viento, el sol y el agua.
U.I.P. (Universidad Internacional de Permacultura)
Mayo 2018
#Permareflexiones es un espacio donde decimos claramente cuáles son los principios que propone la Permacultura para construir una sociedad más justa y sanadora del planeta. Está destinada a darle la verdadera dimensión que tiene y desmitificar falsas imágenes y confusiones generadas por un neohippismo sin rumbo social.