Con asombro leo las noticias, destacándose que nuestro Presidente apela a que tengamos en el próximo verano buenas cosechas y toca madera, ante el ogro de las sequías. Tal vez porque el bosque se convirtió en madera y soja es que los ciclos hidroecológicos están totalmente alterados. Desde la Permacultura no esperamos nada de la naturaleza cuando no hacemos nada para ayudarla. Para tener buena producción, vivir con felicidad y en entornos naturales, nos dedicamos a plantar, cuidar la vida del suelo y no usar agrotóxicos (palabra prohibida por el INTA para ser usada por sus técnicos).
Nuestras palabras son microorganismos, materia orgánica, resiliencia, esperanza, armonía, producción e intercambio de semillas. En esto me detengo, la nueva ley de semillas si quiere que no esté permitido ni el uso ni el intercambio de semillas por los agricultores, prohibir esto es que seamos libres de producir nuestros alimentos. En el mundo del revés los tóxicos son fitosanitarios y las semillas son material del laboratorio.
Por esto el modelo pide clemencia a la naturaleza, cuando se la manipula y se la destruye. Desde la Permacultura nos dedicamos al culto de la tierra, usamos semillas ancestrales de polinización abierta para cultivar y apoyamos los bancos de semillas manejado por los agricultores
En esta nueva crisis en la que hemos entrado en la Argentina, cada vez queda más claro que una sociedad que trabaja para cuidar el planeta y otra que está colapsando para mantener un sistema que lo único que premia son las grandes ganancias a costa de lo que sea.
Se huele, se siente que algo muy importante para seguir el verdadero rumbo ocurrirá con las personas que quieran construir una nueva sociedad.
Dr. Gustavo Ramírez
U.I.P. (Universidad Internacional de Permacultura)
Septiembre 2018