Las enormes lluvias de estos días en la llanura pampeana nos hacen entender que cada vez son más grandes los cambios que se dan en el suelo, repercutiendo enormemente sobre un sistema agrícola-corporativo que muestra su falta de resiliencia al cambio climático.
De las fuertes lluvias de hace un año que dificultaron las siembras de invierno, y en muchas zonas no se llegaron a sembrar los cultivos de verano por saturación de agua, se pasó a una primavera y un verano record en sequía, haciendo perder una parte importante de los cultivos. Los informes más conservadores dan una pérdida para el país de us$5000 millones.
Ahora, nuevamente, las fuertes lluvias ponen en jaque la posibilidad de siembra de los cultivos de invierno. A esto podemos sumar que parte del sur de la llanura pampeana tuvo heladas fuertes y tempranas que arruinaron mucha soja cerca de estar lista para la cosecha. Además se está poniendo en juego la caída de producción de muchos potreros por la destrucción de fertilidad, fenómeno que se verá en los próximos 5 años como una catástrofe nacional.
Por esto las propuestas permaculturales se hacen necesarias de aplicar, más que nunca, y en forma urgente. La producción agrícola tendría que ser acompañada por árboles en sistemas agroforestales, al igual que la producción hortícola combinada con árboles frutales y la mayor parte de la superficie destinada a sistemas forestales para maderas y producciones secundarias como energía, hongos, frutas, miel, principios medicinales etc., y por otro lado sistemas silvopastoriles, donde el modelo ecológico es la combinación de árboles con pasturas, reemplazando los pastizales pampeanos por una sabana pampeana, así se recuperaría la producción orgánica de lana, carne y lácteos a base de pastos, muy demandada para la exportación.
El sistemas forestal se adapta (eligiendo bien las especies) al exceso y a la falta de agua en los suelos. En época de sequía los árboles suben agua de la napa a las raíces superficiales y por la sombra disminuyen la evaporación del suelo.
La evapotranspiración del agua hace que las napas bajen a su nivel normal (por la siembra directa han subido hasta llegar en muchos lugares al nivel superficial) así, después de las lluvias el agua puede filtrarse a las napas y evitar inundaciones.
Lógicamente, en este modelo propuesto las corporaciones de los químicos y semillas son los perdedores, pero de todos modos lo serán si el modelo de siembra directa sigue adelante. Si tienen resiliencia empresarial podrían tomar a su cargo muchos servicios, venta de insumos, producción de árboles y otros que les permitirían evitar las pérdidas si el modelo no cambia.
Por otra parte el país se beneficiaría por recuperar mucha mano de obra perdida, mejorar la calidad de los suelos, aumentar la exportación de productos de mayor calidad y precio y evitar disparadas del dólar por una disminución constante de liquidación de divisas por exportaciones.
La UIP desarrolla estos proyectos desde 1997, investigando sobre las diferentes especies que pueden adaptarse a la región. En su campus dentro de la Ecovilla Gaia desde 1997 al 2004 mantuvo un simulador de clima en un enorme invernadero con masa térmica para ver la adaptación de una serie de especies que pudieran adaptarse al clima del 2020. Actualmente 80 especies se mantienen en estudio en la Ecovilla Gaia.
Dr. Gustavo Ramírez
U.I.P. (Universidad Internacional de Permacultura)
Mayo 2018