No necesitamos inventar la una base de conexión, sino simplemente darnos cuenta de que existe. La interrelación ha sido aprehendida por la experiencia de miles de contextos culturales y expresada en diversas maneras como la percepción central de las tradiciones sapienciales. Sin embargo, las fuerzas de la modernidad la niegan y la degradan en forma continua.
La sociedad humana necesita arraigo en la dimensión unitiva de nuestra existencia. Podemos presumir que un esfuerzo por descentralizar la estructura institucional, por ejemplo, haría mucho por corregir la quiebra moderna de la comunidad por medio de una dinámica de organizaciones económicas, gubernamentales y académicas a gran escala. Sin embargo, la escala apropiada no crea por si vínculos comunitarios de cuidado y solidaridad. Poner freno a la violencia estructural no erradicaría los actos de insensibilidad e individualismo rampantes.
¿Qué ocurriría si se nos educara para nutrir la conciencia de nuestra inseparable interrelacionalidad? Los niños pequeños podrían continuar con su percepción natural del mundo como un reino de relacionalidad inherente en lugar de sufrir un proceso educativo que desplaza el holismo con […] la noción de que la mente está circunscripta a cada uno de nosotros en lugar de ser inmanente a la vasta trama biológica. Los niños pequeños sienten una conexión mágica con otras personas, con los animales, los árboles y las flores, que podría con el paso de los años en un sistema educativo de base cosmológica, ampliarse progresivamente para incluir el conocimiento de las formas en que la relacionalidad es explorada por las matemáticas, la ciencia, la literatura, las ciencias sociales, la música, las bellas artes, etc.
Existe en la actualidad un reconocimiento generalizado de que el sistema educativo […] se ha vuelto chocantemente ineficaz para este momento histórico, por lo que se abren posibilidades de una reorientación radical. Un currículum construido en torno de los procesos fundamentales del universo -diferenciación, subjetividad y comunión- honraría y alentaría tanto lo particular como lo comunitario. Fundaría la creatividad sobre la reverencia y el respeto por la realidad más vasta, la red de la vida.
*Estados de Gracia – Charlene Spretnak