I. Preámbulo: La Tierra habla
El planeta arde, los glaciares se disuelven, los ríos se secan, los pueblos migran.
Mientras tanto, la arquitectura industrial sigue levantando murallas de cemento, acero y vidrio como si el hormigón pudiera detener el colapso.
Frente a la tirania tecnocrática y el espejismo del transhumanismo, la bioconstrucción se alza como un acto de resistencia, de memoria y de futuro.
Somos parte de la Tierra. No diseñamos sobre ella: diseñamos con ella.
II. Diagnóstico: la era del desconcierto
Vivimos una crisis civilizatoria sin precedentes.
El cambio climático, las guerras por recursos, la automatización sin conciencia y la colonización digital de la vida humana están desmantelando las bases mismas de la existencia.Perdemos la capacidad de adaptación al ambiente cambiante.
La construcción moderna, subordinada al capital y al espectáculo, ha contribuido a esa catástrofe: edificios que devoran con adicción energía como las celulas cancerosas consumen un cuerpo, materiales tóxicos, urbanismos desarraigados, comunidades desintegtradas.
No hay sostenibilidad posible en un sistema que se alimenta del ecocidio y de la desigualdad social.
III. Nuestra posición: volver a habitar la Tierra
La bioconstrucción no es nostalgia ni moda.
Es revolución social, economica, ecológica y espiritual.
Reivindicamos el barro, la paja, la piedra, la madera, la cal, el yeso, el bambú —no como materiales del pasado, sino como tecnologías vivas, adaptativas, regenerativas.… no es solo elegir materiales: es elegir una ética.
Porque construir una casa que respira es también diseñar una forma de vida, una postura ante la vida.
Porque levantar muros sin cemento, techos sin petróleo y pueblos sin violencia es construir otro mundo desde sus cimientos.Cada muro de tierra respira; cada cubierta vegetal filtra el aire; cada casa natural es un manifiesto construido.
Construir con la Tierra es un acto político un grito de libertad. Es un acto de re-existencia y de esperanza activa.
Es desobedecer la dictadura de las ciudades, del cemento, del petróleo y del algoritmo. Es Un espacio donde convergen saberes tradicionales, investigaciones actuales, experiencias comunitarias y propuestas innovadoras para construir un nuevo paradigma del habitar, profundamente arraigado en los territorios, en la diversidad cultural y en los principios de la permacultura basada en la regeneración.
IV. Frente al transhumanismo y la inteligencia artificial
Mientras las élites tecnológicas deliran con abandonar el cuerpo y terraformar otros planetas, nosotros afirmamos la inteligencia natural de la tierra.
No buscamos escapar de Gaia: buscamos reconciliarnos con ella.
La verdadera innovación es la cooperación evolutiva entre seres humanos, otras especies de animales, vegetales, hongos y bacterias.
Nuestras bioconstrucciones son organismos, no artefactos. Se integran al paisaje, son parte de la naturaleza.
V. Frente al colapso social y las guerras
La bioconstrucción es también renacimiento de comunidades.
Casas que se levantan en círculo, con manos compartidas y saberes colectivos.
Refugios para la paz, escuelas para el reencuentro, centros para sanar la fractura entre humanidad y naturaleza.
Frente al miedo, la fragmentación y la violencia, ofrecemos lugares para volver a confiar.
VI. Principios para una bicontsrucción regenerativa
1. Soberanía material: usar recursos locales y renovables.
2. Simbiosis con el clima: diseñar con la bioclimática como ciencia y arte.
3. Circularidad: cada elemento debe poder volver a la Tierra sin daño.
4. Economía del cuidado: el trabajo humano no es un costo: es una bendición.
5. Belleza natural: la forma sigue al espíritu del lugar (genius loci).
6. Educación y comunidad: cada obra es una escuela, cada aprendiz un guardián.
7. Autonomía energética y alimentaria: el hábitat es parte del ecosistema, no su parásito.
8. Equidad y acceso: el confort ecológico no es privilegio, es derecho.
VII. Llamado a la acción
Convocamos a arquitectos, bioconstructores, permacultores, artistas, ingenieros, estudiantes, comunidades y pueblos originarios a levantar,
una red de resistencia ante el colapso, una alianza planetaria por el reencuentro con Gaia.
Rechazamos la construcción del desarraigo y afirmamos la bioconstrucción del reencuentro.
Porque no se trata solo de construir casas:
se trata de reconstruir el alma humana en comunión con el planeta.
VIII. Epílogo
Somos barro y espíritu.
Somos humanidad y biosfera.
Somos quienes deciden volver a la Tierra antes de que sea demasiado tarde.
Queremos tejer redes, inspirarnos mutuamente, imaginar futuros posibles y comprometernos con el presente. Venimos de pueblos, ciudades, bosques, barrios, chacras, universidades, centros comunitarios y movimientos sociales. Venimos con manos que saben, con voces que luchan, con corazones que sueñan.
Este es un llamado a las manos que sueñan, a los pies descalzos que caminan la Tierra, a las voces que buscan otra construcción del vivir.
La bioconstrucción no es una alternativa. Es la única posibilidad de futuro.
Dr. Gustavo Ramírez
Universidad Internacional de Permacultura